Arquitectura bioclimática
Hace un par de semanas le comentamos a un posible cliente que podría obtener una buena subvención si orientaba la reforma de su vivienda hacia criterios bioclimáticos. Su cara, primero, y su voz, más tarde, transmitieron un mensaje defensivo y desconfiado –desgraciadamente muy reconocible- que nos hizo sospechar que en ese preciso instante perdimos la posibilidad de hacer el proyecto. El tiempo lo dirá, pero este suceso reforzó la necesidad de escribir sobre la situación de la arquitectura bioclimática en la actualidad, desde los profesionales a los usuarios.
Durante los últimos años hemos tenido algunas experiencias de colaboración profesional que han cristalizado en dos tendencias distintas e igualmente preocupantes. Por un lado, compañeros que, llevados por modas del mercado, han buscado por medio de elementos dudosamente ecológicos, «pintar de verde» las fachadas de sus edificios, muy alejados de este concepto; y por otro lado, colegas que se han mostrado impermeables a cualquier propuesta que tuviera algo que ver con la «arquitectura ecológica”.
En este caso, el patrón se ha repetido una y otra vez, y no deja de ser curioso que el problema principal no haya sido ni la falta de interés por buscar una buena arquitectura, sea lo que sea que eso signifique, ni la diferencia de criterios dentro de esa búsqueda, sino una resistencia numantina a introducir alguno nuevo -aunque fueran de obligado cumplimiento-, guiados por un miedo prejuicioso a “estropear la arquitectura”. Una actitud así es tan poco flexible e irracional como la de negarse a contar con la gravedad para levantar cualquier tipo de estructura.
Es difícil imaginar a algún arquitecto afirmando que los edificios románicos tienen menor calidad arquitectónica que las edificaciones de la actualidad. Es cierto que una arquitectura que se autoimponga el respeto por su entorno natural y social, está menos libre de condicionantes y requisitos que la que no lo hace, de igual manera que el sistema constructivo del románico permite menores alardes arquitectónicos que la planta libre y los pilotis, sin que de ello se derive la inferioridad de su calidad.
Planta libre: MASP (Lina Bo Bardi)
Pilares y arcos románicos: Sant Vicenç de Cardona
Deontológicamente, ya no es posible eliminar las cuestiones medioambientales de la ecuación arquitectónica. Los datos, en algunos casos contradictorios, son apabullantes en su conjunto. El coste medioambiental –y económico- de la construcción, mantenimiento, uso y demolición de las edificaciones ha alcanzado límites inaceptables.
Entonces, ¿por qué sigue costando tanto integrar estos conceptos en la arquitectura del día a día, si tanto clientes como arquitectos, en un porcentaje muy amplio, declararían estar totalmente sensibilizados con la protección del medioambiente y con el ahorro energético y monetario?
En abril de este año, el presidente de Passivhaus España decidió terminar su participación en una conferencia en la Universidad Politécnica de Madrid recordando que la primera herramienta de alta tecnología que es necesaria para hacer arquitectura pasiva es el cerebro humano.
Hacer arquitectura bioclimática no es necesariamente sinónimo de edificaciones repletas de tecnologías singulares y llamativas. Nuestra tecnología cerebral, integrada gratuitamente de serie permite, si se pone en funcionamiento, realizar los planteamientos reflexivos de lógica transdisciplinar y respeto medioambiental necesarios para generar técnicas de construcción pasivas, inherentes al propio edificio, que constituyen la mitad del camino hacia la construcción de edificaciones respetuosas con el medioambiente.
Croquis: Esquema constructivo y bioclimático (Glenn Murcutt)
Marika-Alderton House (Glenn Murcutt)
Sobre estos sólidos cimientos, libres de costes añadidos, se podrán implementar, si se considera necesario y viable, los descubrimientos que la tecnología ha puesto a nuestro alcance para mejorar aún más esas condiciones de partida, minimizando un impacto ambiental inevitable tanto en la construcción como en el uso del edificio.
Si se pretende ser coherente con estas ideas y necesidades, la filosofía de gestión eficiente de los recursos deberá estar presente en todo el proceso y en todas las materias intervinientes –soleamiento, ventilación, agua, materiales, residuos, etc.
Debido a la complejidad actual de todo este tipo de procesos, la ayuda de programas informáticos especializados –simulación energética, ciclo de vida, etc- se vuelve importante como una herramienta más. Si pretenden dar respuesta a los problemas de sus sociedades, los proyectos arquitectónicos del siglo XXI deben abordarse desde una perspectiva compleja, interiorizando y coordinando desde los primeros pasos todas las herramientas y disciplinas intervinientes de manera efectiva. La confianza en soluciones “verdes” de último momento, apoyadas en la salvadora madre tecnología, produce arquitecturas sin criterio, que sumadas a las actitudes de otros grupos de arquitectos, centrados únicamente en la eficiencia energética de sus construcciones, olvidándose del significado de la palabra que da nombre a su profesión, generan la mala imagen pública actual de este tipo de arquitectura.
Para la gestión de cada problema siempre existen diferentes estrategias. Su éxito o fracaso –en cuanto a calidad arquitectónica-, ha dependido históricamente de la destreza con la que los diferentes arquitectos han sido capaces de trabajar con los elementos que en cada tiempo y lugar les haya tocado lidiar. Independientemente de los condicionantes que cada época haya impuesto, siempre han aparecido maravillosos -y monstruosos- ejemplos edificatorios en cada una de ellas.
La propagación de algunos tópicos que no por más repetidos son mas verdaderos, como la propaganda verde, con su efecto rebote en el consumo, o la idea de que lo bioclimático no puede traducirse en arquitectura de calidad, o que no no puede ser barato, etc, contribuyen a que clientes y profesionales nos alejemos de las cuestiones básicas que definen la ARQUITECTURA que nuestro entorno nos reclama hoy en día.
En próximos posts analizaremos más ampliamente estas nuevas situaciones.
[Imágenes extraídas respectivamente de: A Green Vitruvius. Principles and practice of sustainable architectural design. James & James Ltd. London, 1999. – http://www.skyscrapercity.com – http://www.wikipedia.es – Glenn Murcutt. A singular architectural practice. The Images Publishing Group Pty Ltd. Australia, 2002.]
Posted by: Raúl Alonso Estébanez y Paloma Siqueira
muy buena nota. felicitaciones y gracias !